Poemas en Castellano es un blog que intenta recopilar lo mejor de la poesÃa castellana
Frases
âEscribid con amor, con corazón, lo que os alcance, lo que os antoje. Que eso será bueno en el fondo, aunque la forma sea incorrecta; será apasionado, aunque a veces sea inexacto; agradará al lector, aunque rabie Garcilaso; no se parecerá a lo de nadie; pero; bueno o malo, será vuestro, nadie os lo disputará; entonces habrá prosa, habrá poesÃa, habrá defectos, habrá belleza.â
Domingo F. Sarmiento
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Vicente Aleixandre -La muerte-
Saturday, May 06, 2006
La muerte Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898-1984)
¡Ah! Eres tú, eres tú, eterno nombre sin fecha, bravía lucha del mar con la sed, cantil todo de agua que amenazas hundirte sobre mi forma lisa, lámina sin recuerdo. Eres tú, sombra del mar poderoso, genial rencor verde donde todos los peces son como piedras por el aire, abatimiento o pesadumbre que amenazas mi vida como un amor que con la muerte acaba. Mátame si tú quieres, mar de plomo impiadoso, gota inmensa que contiene la tierra, fuego destructor de mi vida sin numen aquí en la playa donde la luz se arrastra. Mátame como si un puñal, un sol dorado o lúcido, una mirada buida de un inviolable ojo, un brazo prepotente en que la desnudez fuese el frío, un relámpago que buscase mi pecho o su destino... ¡Ah, pronto, pronto; quiero morir frente a ti, mar, frente a ti, mar vertical cuyas espumas tocan los cielos, a ti cuyos celestes peces entre nubes son como pájaros olvidados del hondo! Vengan a mí tus espumas rompientes, cristalinas, vengan los brazos verdes desplomándose, venga la asfixia cuando el cuerpo se crispa sumido bajo los labios negros que se derrumban. Luzca el morado sol sobre la muerte uniforme. Venga la muerte total en la playa que sostengo, en esta terrena playa que en mi pecho gravita, por la que unos pies ligeros parece que se escapan. Quiero el color rosa o la vida, quiero el rojo o su amarillo frenético, quiero ese túnel donde el color se disuelve en el negro falaz con que la muerte ríe en la boca. Quiero besar el marfil de la mudez penúltima, cuando el mar se retira apresurándose, cuando sobre la arena quedan sólo unas conchas, unas frías escamas de unos peces amándose. Muerte como el puñado de arena, como el agua que en el hoyo queda solitaria, como la gaviota que en medio de la noche tiene un color de sangre sobre el mar que no existe.