Lo mejor de la poesía son los amigos que nos da Raul Gustavo Aguirre
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Poemas en Castellano es un blog que intenta recopilar lo mejor de la poesÃa castellana
Frases
âEscribid con amor, con corazón, lo que os alcance, lo que os antoje. Que eso será bueno en el fondo, aunque la forma sea incorrecta; será apasionado, aunque a veces sea inexacto; agradará al lector, aunque rabie Garcilaso; no se parecerá a lo de nadie; pero; bueno o malo, será vuestro, nadie os lo disputará; entonces habrá prosa, habrá poesÃa, habrá defectos, habrá belleza.â
Domingo F. Sarmiento
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Jorge Luis Borges -Del infierno y del cielo-
Tuesday, April 04, 2006
bufhDel infierno y del cielo Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)
El infierno de Dios no necesita el esplendor del fuego. Cuando el Juicio Universal retumbe en las trompetas y la tierra publique sus entrañas y resurjan del polvo las naciones para acatar la Boca inapelable, los ojos no verán los nueve círculos de la montaña inversa; ni la pálida pradera de perennes asfodelos donde la sombra del arquero sigue la sombra de la corza, eternamente; ni la loba de fuego que en el ínfimo piso de los infiernos musulmanes es anterior a Adán y a los castigos; ni violentos metales, ni siquiera la visible tiniebla de Juan Milton. No oprimirá un odiado laberinto de triple hierro y fuego doloroso las atónitas almas de los réprobos.
Tampoco el fondo de los años guarda un remoto jardín. Dios ni quiere para alegrar los méritos del justo, orbes de luz, concéntricas teorías de tronos, potestades, querubines, ni el espejo ilusorio de la música n¡ las profundidades de la rosa ni el esplendor aciago de uno solo de Sus tigres, ni la delicadeza de un ocaso amarillo en el desierto ni el antiguo, natal sabor del agua. En Su misericordia no hay jardines ni luz de una esperanza o de un recuerdo.
En el cristal de un sueño he vislumbrado el Cielo y el Infierno prometidos: cuando el juicio retumbe en las trompetas últimas y el planeta milenario sea obliterado y bruscamente cesen ¡oh Tiempo! tus efímeras pirámides, los colores y líneas del pasado definirán en la tiniebla un rostro durmiente, inmóvil, fiel, inalterable (tal vez el de la amada, quizá el tuyo) y la contemplación de ese inmediato rostro incesante, intacto, incorruptible, será para los réprobos, Infierno; para los elegidos, Paraíso.